Pasa la página

Devocional de estudio y oración: El poder liberador del PERDÓN.

Dia 12. PASA A LA PÁGINA

Hemos aprendido una herramienta para restaurar nuestro corazón y nuestra relación con Dios y es el proceso de PERDÓN. Cuando decidimos perdonar y entregarle a Dios nuestro dolor para hacernos libres del pasado ya estamos listas para PASAR LA PÁGINA.

Pasar la página, esta es una frase que hemos escuchado muchas veces. ¿Qué quiere decir exactamente? ¿Cómo podemos pasar la página cuando hablamos de nuestras vidas? Creo que lo que ocurre, es que muchas veces nos quedamos estancados en la misma página cuando los resentimientos, las culpas, los malos recuerdos, el remordimiento, las quejas se empeñan en que nos quedemos con la mirada fija en ellos.

Son esos espacios en la vida que nos halan hacia la conmiseración, la pena, sentimientos de frustración y fracaso que no nos dejan avanzar. Si somos cristianos, sabemos que son parte de las artimañas del maligno, que se goza en que continuemos en un marasmo espiritual que nos inmoviliza.

Dios en su palabra nos dice: Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

S. Juan 21:15‭-‬17 RVR1960

Leyendo los versículos anteriores, Me impresiona tanto lo que hizo Jesús con Pedro, luego de que éste le negara tres veces. El corazón de Pedro estaba destrozado, debía tener sentimientos de culpa tan pesados que debió sentirse como si se hubiera detenido su vida. Cuántas cosas deben haber pasado por su mente. Debía estar totalmente angustiado, más aun cuando sus ojos se habían encontrado con los de Jesús cuando le negó la tercera vez.

Luego, ocurre la resurrección, y Pedro vuelve a encontrarse con el Maestro a quien negó. Me imagino su corazón latiendo a galope, sus manos frías, su mente martillándole su traición una y otra vez. Sabemos que Pedro lloró amargamente, no solo porque se sintió miserable, sino porque recordó que ya Jesús le había dicho lo que haría. Cuando le dijo a Jesús que, aunque otros le dejaran Él no lo haría, lo había dicho de corazón. ¡Así de mucho le amaba!

Se vio a sí mismo y se supo traidor, el amor no alcanzó lo suficiente como para haber sido fiel a sus palabras. Entonces, Jesús, que estaba al tanto de todo lo que había en la mente y el corazón de Pedro, se encontró con este en la playa. Allí en un ambiente conocido por Pedro, donde su alma podía hallar un poco de alivio a su desgarrado corazón, Jesús le habló.

Conocemos la pregunta que Jesús le hizo a Pedro tres veces: “¿Pedro, me amas?”. Por esa amorosa y sanadora pregunta de Jesús, Pedro pudo confesar tres veces su amor por su Maestro. Y es que Jesús sabía muy bien cuánto le amaba uno de sus primeros discípulos. También tenía muy claro su humana debilidad y cómo esta le traicionó en el momento que necesitaba estar fuerte. En ese diálogo, a mi entender, Jesús le dijo a Pedro “pasa la página”. Es como si le hubiera dicho, si me amas no te lamentes más, no te enjuicies más, pasa la página y apacienta mis corderos.

Es eso, precisamente, lo que quiere provocar en nosotros el Espíritu Santo, cuando nos lleva a internalizar que hemos sido perdonados, lavados, restaurados por la fe en Jesucristo. El perdón nos sana, la fe nos mueve, la confianza en Dios nos ayuda a creer que podemos seguir adelante, que podemos pasar la página.

Por qué tenemos que seguir chapoteando en las aguas de la desesperanza, en ese espacio en el que sentimos que nuestras fallas no podrán ser superadas. No es el lugar que Dios quiere para sus hijos, un Dios que levanta al caído, que restaura, que tiene nuevos comienzos y nuevas oportunidades.

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" ( Fil. 3:13-14).

Así que…Pasa la página…avanza…siéntete libre con el poder de Dios actuando en ti.

ORACIÓN

Señor, te doy gracias por este tiempo de aprendizaje sobre el perdón, porque aprender más de ti me acerca a ti. Sé que puedo ser libre y felíz a pesar de las heridas que me han causado. Sé que has estado conmigo en todo momento y que cada situación que he vivido tú las has permitido para hacerme una mujer fuerte, de carácter y amorosa. Sé que aún hay muchas cosas o personas que no he podido perdonar pero sé que con tu ayuda lo lograré. Gracias Señor por tu amor, misericordia, por tu perdón y paz. Quedo en tu presencia, en el nombre de Jesús, Amén.