CIERRA TUS OJOS Y CREE EN EL HACEDOR DE MILAGROS!

CIERRA TUS OJOS Y CREE EN EL HACEDOR DE MILAGROS!

Con los ojos cerrados!

Hace mucho tiempo vi cómo en un trabajo de coaching de grupo para una empresa hacían un ejercicio para fomentar la unidad y el trabajo de equipo. De hecho, me sorprendió tanto que sirvió de inspiración para la canción “Con los ojos cerrados”.

En esa actividad un voluntario subía varios escalones de una plataforma y decidía dejarse caer hacia atrás mientras el resto del equipo formaba una red humana de rescate hecha con sus manos entrelazadas.

Cada uno iba pasando según su turno y todos tenían que vivir la experiencia de esa caída confiando en que el resto del equipo no dejaría que se lastimara.

Quien dirigía el ejercicio comentaba que era necesario para él que estaba en la plataforma cerrar los ojos antes de tomar la iniciativa de lanzarse.

Para algunos el hecho de cerrar los ojos era lo más terrorífico. Sin embargo, ese momento era clave para lo que venía a continuación.

De la misma forma, la fe es puesta de manifiesto cuando creemos en las promesas de Dios sin ver nada, con los ojos cerrados y cayendo de espalda, para que no tengamos oportunidad de pensar que saldremos ilesos por el trabajo de nuestras manos. «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Hebreos 11:1).

Cerrar los ojos es como el primer paso “CREO”, sin embargo, aquel padre que clamaba por la liberación y sanidad de su hijo no dudo en decir también «ayuda mi incredulidad» (Marcos 9:24).

—¡Sí, creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi falta de fe!

Marcos 9:24 NVI

Encomienda al Señor tu camino; confía en él y él actuará. Salmo 37:5 NVI

¿Crees que Jesús tiene el poder de hacer milagros y prodigios? ¿Has decidido confiar en Él, cerrar los ojos y lanzarte confiando en que Sus brazos de amor te mantendrán seguro? ¿Necesitas una ayuda extra de fe? Dios es digno de toda nuestra confianza y podemos descansar en Él con los ojos cerrados. «…confía en Él; y Él hará» (Salmos 37:5).